La aldea
de Piplantri, en el estado de Rajasthan en India tiene una historia bastante
diferente a las que se escuchan comúnmente en India.
Mientras
que en algunas partes de India, muchos futuros padres todavía confiesan preferir
hijos hombres, y recurren al aborto o al infanticidio para deshacerse de una hija indeseada, los miembros de
la aldea Piplantri, están rompiendo esta tendencia y están ayudando a cambiar ideas tan ancestrales como negativas sobre las niñas.
Aquí,
cada vez que nace una niña, la comunidad se reúne para plantar 111 árboles en su honor, la mayoría árboles
frutales a modo de celebración, los cuales son cuidados para que crezcan y
aseguren su futuro.
En los
últimos años ya han plantado más de 285.000 árboles frutales, (según las
fuentes) todo un ejemplo.
La idea
de plantar 111 árboles por cada niña fue sugerida por primera vez por Shyam Sundar
Paliwal, antiguo jefe de la aldea en honor a su hija Kiran Nidhi Yojana que
había fallecido a una edad temprana en el 2007. Shyam Sunder destrozado tras la
muerte prematura de su hija propuso a los padres que permitieran nacer a sus
hijas y las criaran a cambio de un futuro.
Sundar Paliwal con la foto de su hija
Ese
futuro vino en forma de pequeña dote para las niñas, de acuerdo a un artículo
en el diario The Hindu, los aldeanos juntan alrededor de 386 dólares por cada
niña y lo depositan en una cuenta de ahorros en el banco para ella. Se requiere
que los padres de la niña contribuyan con el equivalente en rupias de 180
dólares, si no puedan aportar la cantidad, ésta correría a cargo de la
comunidad y deben firmar un compromiso, que serán tutores considerados.
“Pedimos a los padres que firmen una declaración jurada prometiendo que no la
harán casarse antes de la edad legal, que la enviarán al colegio de forma
regular y que cuidarán de los árboles plantados en nombre de la niña”, dice
Paliwal.
Cuando
cada niña llegue a la edad de 20 años podrá retirar el dinero depositado en el
banco, con intereses, bien para la dote matrimonial o para seguir estudiando.
Pero el
proyecto no se ha quedado ahí, evolucionó hasta el punto de servir de sustento
para algunas mujeres de Piplantri, ellas se organizaron en cooperativas de
producción y venta de productos de áloe vera. Con el fin de evitar que las
termitas acaben con los árboles, se empezó a sembrar este vegetal junto a ellos.
Hasta el momento, los más de 270 mil arbustos de áloe vera que florecen en la
actualidad sirven para proteger el entorno y para generar beneficios
económicos.
“Poco a
poco, nos dimos cuenta de que áloe vera podría ser procesado y comercializado
en varias formas. Así que invitamos a algunos expertos y les pedimos que
entrenaran a las mujeres. Ahora los residentes hacen y venden productos de áloe vera como el jugo, gel, encurtidos, entre otros y los comercializan en el
mercado”, dice el alcalde de Piplantri.
El
cuidado de los árboles ha entregado una oportunidad económica para las
familias, la familia recibe una utilidad de los frutos de cada árbol, plantas
medicinales como el áloe y palo rosa de la India, dándoles confianza y
haciéndolas auto-suficientes, ahora las familias tienen una mayor disposición a
aceptar el nacimiento de niñas por la ayuda económica que ello conlleva.
Primero
que todo el proyecto preserva la vida de las niñas, evita que las casen antes
de una edad prudente, solo por necesidad económica, después asegura su sustento
y finalmente cambia la mentalidad de sus conciudadanos ya que se ha comprobado
las ventajas de tener tanto hijas como hijos.
Los
hombres de Piplantri trabajan en las minas de mármol que es la principal fuente
de ingresos de las familias de la zona, y a lo largo de los tiempos habían
degradado el suelo haciéndolo más pobre y vulnerable a las tormentas
monzónicas. En una región desértica como la de Rajasthan durante las lluvias del
monzón, el agua no se filtraba a las capas freáticas sino que arrastraba la
poca vegetación de la superficie. Pero los bosques que se van formando con el
nacimiento de las niñas están transformando el paisaje a la vez que afianza el
suelo, haciéndolo más resistente a los corrimientos y consiguiendo una mejor
retención de agua. Hace cinco años, teníamos que cavar 200 metros para
encontrar agua, mientras que hoy se puede encontrar a 3,5 metros de
profundidad”, concluye Jeetender.
Los 111
árboles conmemoran y protegen a una niña y la niña y su familia protegerán y
cuidarán sus árboles. Muchos de los árboles del pueblo están adornados con
diminutos cordeles de colores. En una alegoría a la fiesta hindú del Raksha
Bandhan –en la que las chicas atan un hilo en la muñeca de los chicos como
símbolo de hermandad–, las niñas de Piplantri también adornan sus árboles con
cintas de colores como señal de respeto, protección y hermanamiento.
“Cuidamos
de los árboles como parte de nuestra familia. Porque son el fruto de la tierra
y porque también nos darán el fruto para mantener a nuestras hijas”, explica
Pura, una de las mujeres de la aldea de 8.500 habitantes que se benefician del
proyecto.
“Ahora
las familias son conscientes de que los árboles y la naturaleza son una parte
importante de la familia”, cuenta Shyam.
Según
consta, no ha habido casos policiales en la aldea por los últimos 7 u 8 años.
Piplantri
es también la única aldea en India con su propio sitio web y su página de
Facebook. Además, se le ha galardonado con el premio "Nirmal Gram" de
India por ser una aldea limpia. Piplantri
está liderando el cambio para las hijas de India.
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